Iba a contar que lo único interesante que me ha pasado estos días era haber conseguido un chorro de videos de cirugía muy interesantes, y que por lo demás no había gran cosa que contar, pero estoy MUY EQUIVOCADO.
Punto número uno: ¡SOMOS CAMPEONES DE ESPAÑA!
Pero qué mal se pasa viendo un partido de esa categoría solo como la una, sin nadie con quien comentar, reír, llorar, alguien a quién abrazar. Y eso que el partido se puso de cara muy pronto.
Cuando llegó el descanso no me podía mover, había estado la primera parte entera en una posición realmente incómoda, y no me había movido lo más mínimo, con lo que la rodilla se me había puesto como una bota. Recordé una y mil veces la semanita de verano que eché solo en casa cuando lo de Puerta, cuando me estaba preparando el Mir. ¡Qué mal lo pasé!
No voy a escribir nada más sobre el tema, que ya se ha escrito mucho y sólo ha pasado un día, solo agradecer a todos los "no sevillistas que se han acordado de mi y me han felicitado". Muchas gracias, de verdad.
Punto número dos: ¡Soy R3! El día diecinueve de hace ya dos años fue mi primer día como residente. No me puedo creer que ya sea "erre grande". Si yo todavía me veo como un renacuajo. Me da pánico pensar en que a partir de ahora sí que voy a estar solo por las noches en las guardias, o que hay alguien que se supone debe aprender algo de mi, ¡que tengo una "erre chica! ¡Ay por Dios qué viejo soy! Supongo que me lo creeré cuando me dejen en preparto el mes de Junio con los nuevos, qué le voy a hacer.
Por cierto un saludo a los nuevos, aunque no sabrán ni quién soy ni de la existencia de éste blog.
Día cuadragésimo noveno (J 20-V-2010):
UN DÍA REDONDO.
Entro en el vestuario de la Mayo y me encuentro unos tipos cambiándose en la parte de éste donde se encuentran los pijamas, antes del verdadero vestuario. Tienen toda la pinta de ser "observers" como yo. Me parece que algo dicen en español, pero no estoy seguro.
Me meto a cambiarme a la parte donde se cambia normalmente la gente y cuando estoy en ello pasan por delante mía y me preguntan algo en inglés. Les pregunto que si hablan español y me responden con un acento argentino a más no poder que si. Yo les pregunto que si son de Argentina y... ¡ERROR! Son uruguayos. ¡Mal empezamos! Creo que no hay nada peor para un uruguayo que lo confundan con un argentino.
A partir de ahora sólo puede mejorar, como así sucede. Resultan ser tres ¡ginecólogos! de Montevideo que vienen para el curso de cirugía robótica de mañana. A mi se me había olvidado por completo el curso y había organizado ya las cosas para salir temprano a Las Vegas al día siguiente. A ver cómo me las iba a arreglar para escaquearme.
Ellos se llaman Santiago, Juan y Joel. Juan es el padre de Santiago, y Joel un amigo de éste. Es como si yo me hubiera venido con mi padre pero dentro de unos años por lo que me hace mucha gracia.
Me salen de dentro unas ganas de agradar tremendas y me dedico a explicarles en un plis plás lo que a mi me ha costado entender dos meses: quién es quién (que parece una tontería pero no lo es en absoluto), dónde está cada cosa, qué se suele operar y quién opera cada día, qué viajes tienen que hacer aquí, dónde comprar comida o regalos... y todo esto hace que me suelte y más y me "vea fuerte", confiado, por lo que todo lo que me ha dado vergüenza preguntar en dos meses ahora lo pregunto :) Es un poco absurdo pero el no ser "el nuevo", me inspira un montón de confianza.
Los acompaño al quirófano donde hoy opera Magtibay, "el afable". Por fin hay dos operaciones por laparoscopia, que es lo que se supone que había venido a aprender, y no robóticas. Se quedan maravillados por todas las cosas que ven y me recuerdan a mí el primer día que vine. Don Juan hace fotos de todo lo que se puede fotografiar.
Me doy cuenta de que algo he aprendido porque me preguntan cosas y las sé. Cosas muy básicas sobre cómo buscan el uréter y cosas por el estilo, que yo sólo puedo responder a medias, con lo que he aprendido aquí.
A su vez ellos me explican las diferencias entre lo que hacen ellos y lo que hacen aquí y me detallan qué están haciendo exactamente en cada momento durante las operaciones, cosa que me viene muy bien porque yo de operar no tengo ni idea. Quid pro quo, creo que le dicen a esto. Es lo que tiene que sean ya adjuntos (D. Juan jefe de Servicio de uno de los hospitales más importantes de Uruguay y según me entero después con un chorro de libros publicados), que pueden comparar. Para mí sólo existe la cirugía de la Mayo, porque del quirófano del hospital ya ni me acuerdo (sólo entramos una vez cada quince días de "r chicos").
Pero lo mejor viene cuando los acompaño al laboratorio y les enseño los pelvitrainers.
Se quedan igual de alucinados que yo el día que entré y me comentan que ellos sólo hacen laparoscopias en las que no tienen que anudar, así que me ofrezco para enseñarles. Me felicitaron por mi pericia y D. Juan dijo algo así como: "Ya veréis cuando volvamos a ver a Carlitos; podremos decir, ¿te acuerdas de cuando conocimos a Carlitos?" Como dando a entender que seguro que llegaba lejos. La verdad, tengo que admitir que me llenó de orgullo, porque nadie me había visto hacer nada antes y viniendo de gente así...en fin, os podéis imaginar.
Más aún, después vino Denise, la señora del laboratorio a la que le debo MUCHO de lo que he aprendido aquí, y le pedieron que si les enseñaba un poco acerca de los nudos. Ella se puso a enseñarles y se veía que no tenía su día. En un momento dado dijo: "Estoy cometiendo muchos fallos como...". Y se puso a enumerarlos. A lo que los uruguayos contestaron: "Carlos nos los había comentado ya". En ese momento Denise soltó una carcajada y se giró hacia mí diciéndome que no esperaba menos, que para eso debo ser el que enseñe a mis compañeros en Sevilla.
Yo a esas alturas ya no cabía en el pijama de felicidad. Me había demostrado que algo había aprendido y lo mejor de todo, lo había intentado transmitir, y parece que con éxito, pues en poco tiempo Joel y Santiago estaban haciendo nudos. Para ser sincero tengo que decir que no era la primera vez que tocaban unas pinzas y usaban una endocámara, pues son ginecólogos en toda regla, pero si la primera que cogían un porta e intentaban suturar, así que estoy supercontento.
Pero si el día estaba siendo uno de los mejores desde que estoy aquí, acabo de mejorar con un regalo que me hizo Denise. No puedo desvelar qué es, pero es un regalo que no va a ser sólo para mí y del que espero que se beneficien, por lo menos, dieciséis personas sin contar conmigo ;)
No os podéis imaginar la categoría del regalo, de verdad. A los que pueda os lo diré la semana que viene cuando vuelva.
A todo esto llegó la hora de comer y coincidimos con D. Javier y parte del equipo de GYN en la terraza de la cafetería. Yo con la emoción no me enteré hasta la tercera de que ya conocía a los uruguayos y no hacía más que decir: "Let me introduce you...";)
Tras la comida D. Javier y D. Juan se pusieron hablar de mí y parecía que ese día todo el mundo iba a echarme piropos. Si no tenía trabajo como ginecólogo podía ser relaciones públicas de la clínica decían.
Subimos al laboratorio y D. Juan siguió de reuniones para derivar pacientes aquí y yo seguí enseñándoles cosillas a los otros dos.
En un receso me encontré con éste en el baño, donde me felicitó por haberme atrevido a salir de casa e irme tan lejos. Resulta que él fue el primer residente extranjero de Arjan, uno de los laparoscópistas más famosos del mundo, allá por el año ochenta y uno. Increíble.
Seguimos un rato más y me despedí de ellos hasta el día siguiente.
Me fui con mi regalo bajo el brazo más contento de lo que había podido soñar ese día al despertarme. Michael dormía cuando volví. Necesitaba contarle a alguien lo útil que me había sentido y lo importante que podía ser ese regalo. Ni siquiera lo abrí, lo guarde en el fondo del armario, no fuera a desaparecer, a ser sólo un sueño.
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