domingo, 9 de mayo de 2010

El guateque

Trigésimo séptimo día (S 8-5-2010)

Me paso la mañana viendo la jornada de infarto de la liga española. El partido de Sevilla lo daba por perdido de antemano pero con el baño que nos dieron sólo mi aburrimiento me hizo dejarlo puesto, y ¡menos mal! Hacía mucho que no pasaba tantos nervios viendo un partido, y sobre todo leyendo los comentarios (¡MINUTO A MINUTO!) del Depor-Mallorca en la página del Marca. Por poco me infarto. Hubiera estado bien haber ganado o por lo menos empatado solo por ver la cara de los del Barsa, pero se lo merecen más que el Madrid, así que sólo queda agradecer el favor al Depor y a ver si el Almería hace con nosotros como los equipos vascos entre ellos y nos deja ganar el sábado, que me da a mi que no.

Resulta que los mejicanos me invitan a una fiesta. Alejandro me manda un mail diciendo que a las ocho en su casa. Me indica cómo llegar. Le respondo. Recuerdo que no puedo contactar con ellos de ninguna otra manera. Al final me preparo y me voy para la fiesta. Llego puntual, porque tengo que decir que aquí estoy siendo bastante puntual ;) y ¡sorpresa! Alejandro no está y no sabe nadie cuándo llegará. Me recibe la compañera de casa de éste. Ya no recuerdo ninguno de los nombres que me dijeron, pero NINGUNO era mejicano, ni por supuesto conocido.
Así que imaginaos la situación, una fiesta de residentes, amigos, casi todos de urología, todos americanos y yo allí metido en medio sin conocer a nadie y, sobre todo, SIN QUE NADIE SEPA QUÉ PINTO YO ALLÍ. ¡Un ginecólogo! ¡El Lado Oscuro!
Menos mal que esta gente son realmente amables y muy comprensivos con estas situaciones. Yo creo que porque se ven envueltos en ellas muy asiduamente. Empezaron a hablar todos conmigo, por parejas o de uno en uno.
Primero estuve charlando con una pareja, ella residente de cirugía general y él no era médico, sino que la estaba visitando. Eran de Kansas City. Fliparon cuando les dije que Sevilla estaba hermanada con su ciudad, porque se pensaban que ni sabía que existía. Incluso sabía dónde está porque lo había mirado hacía poco. Nos reímos mucho con las típicas tonterías sobre el tamaño y variedad de los helados de B&J que ya he comentado otras veces. Por lo visto a la gente le hace mucha gracia que me cueste la misma vida encontrar un helado de chocolate "sin nada más" en tarrina pequeña. También hablamos de la mezcla tan brutal de razas que hay allí. La chica me dijo que ella era el mejor ejemplo. Mitad china, mitad alemana. Nunca lo hubiera adivinado.
Después estuve hablando con Eric, un residente de urología que se parece un poco al de "Capote", Phillip Seymour Hoffman. Parece el más simpático. Estuvo un mes en Méjico acompañando a un adjunto y es muy divertido escucharlo diciendo palabrejas en español.
Con él creo que fue con quién hablé por fin de algo que no fuera las diferencias entre un país y otro. ¡Por fin!
Más tarde charlé con una residente de neurología muy canija y otro que no tenía pinta de ser residente (PARA NADA). Con ellos si que estuve comentado las diferencias (OTRA VEZ) pero ya de una manera diferente. No me limitaba a exponerlas sino que expresaba mis opiniones y ellos a su vez hacían lo mismo. La diferencia así dicha parece una tontería pero es ABISMAL, lo que pasa es que hay que ir con cuidado porque hay que elegir con mucho tacto las palabras, no vayas a ofender a nadie con algún malentendido.
En esto llegó la anfitriona y me pasa el teléfono.
Es Alejandro, casi una hora después de llegar yo, diciéndome que llegarán en cuanto acaben de ¡vaciar una piscina! Casi no he pasado vergüenza, exceptuando los primero minutos, así que le digo que no se preocupe.
La anfitriona se unió a la conversación que manteníamos y entre los tres me explicaron que aquí lo normal es moverse a lo largo y ancho del país para estudiar y trabajar. NADIE con una carrera se queda dónde nació. Yo la verdad lo veo un poco coñazo, eso de tener que ir de una universidad a otra intentando que te acepten. Igual que lo de los fellows. Me dicen que las diferencias son muy grandes entre las universidades y yo pienso que también las habrá en España, pero no puedo asegurarlo, así que mejor no digo nada.
Es general el sentimiento de desilusión con respecto al sistema sanitario entre todas las personas que he preguntado en este tiempo y ellos no son una excepción. Se preguntan cómo pueden ser la primera potencia mundial y tener el vigésimo séptimo sistema sanitario (no sé cuáles son los indicadores usados para tal clasificación ni nuestro puesto). Se maravillan cuando les comento que la sanidad en España es un derecho universal (y no tenemos dieciocho meses de lista de espera para el quirófano como en Canadá, que es el sistema que más se asemeja al nuestro). "Y la educación en España también es gratis", les digo, aunque les aclaro que yo fui a un colegio privado, pero porque no me daban plaza en uno concertado vamos, no por otra cosa.
A esas alturas ya no saben dónde meterse.
Concluyo diciéndoles que todo el porcentaje del PIB que destinamos a educación y sanidad será el que gasten ellos en defensa, y en defendernos a nosotros (para que no se sientan ofendidos).
Creo que me he pasado pero de repente parece que les he quitado una venda de los ojos. No habían caído. ¡Qué diferente se piensa aquí!
A esas alturas de la noche llegaron los mejicanos que resulta que habían vaciado la piscina de Rafael por la noche porque está prohibido hacerlo tirando el agua a la calle. Iba a decir ¡Españoles!, pero debo decir, ¡Latinos!

Ya la fiesta, que no era una fiesta sino más bien un guateque, fue degenerando un poco y empezaron a poner música, cada uno de su tierra. Los guiris estaban un poco borrachos a estas alturas y se pusieron a cantar. Me tocaron la fibra sensible cuando sonó "Suspicious minds". La típica conversación Elvis VS Beatles (aquí en vez de Rolling o Queen, ponen a Elvis, pero siempre es contra los Beatles) se saldó con victoria de los segundos.

La esposa de Marcos, que por si no lo he dicho, se ha venido con él embarazada de cuatro meses, estuvo intentando enseñarme las diferentes músicas latinas en general y mejicanas en concreto mientras veíamos como bailaban los compañeros de casa un vallenato (con uve) en medio de la cocina. Ella alta, blanquísima y canijísima y él bajito y morenito. Divertida pareja.

Mientras tanto me comí un trozo de pizza que compraron los mejicanos que me supo a gloria, porque como esta gente cena tan temprano, a pesar de empezar a las ocho la fiesta, para comer sólo había unos nachos y unas magdalenas de chocolate. Menos mal que el horario mejicano es igual o peor que el español :D

El final de la velada lo pasé con otro urólogo llamado George, que al día siguiente supe que era medio coreano, que aprovecho la conversación musical para contarme lo que le evocaba la música de la serie llamada The Office; la versión original inglesa, no la americana, por supuesto. ¡Toma ya! A estas alturas ya se iba notando mucho el alcohol en la gente. También me recomendó una peli, "El nosequé de los Teenenbaums", que creo que en España se tradujo simplemente como "Los Teenenbaums", pero no estoy muy seguro (no sé si está bien escrito ¡eh!)

Cuando fueron a por más alcohol, yo, que no estaba bebiendo porque tenía que conducir, me despedí. Alejandro me ofreció su casa pero prefería no dejar a los gatos solos mucho tiempo y tampoco aquello daba para más.

Quedé en ir con ellos al día siguiente para jugar al baloncesto. No sé como pretenderían jugar después del papón que llevaban.

Llegué a casa en un plis.

1 comentario:

Manuel G. Relaño dijo...

Muy bueno lo del "lado oscuro"...