sábado, 3 de abril de 2010

American way of life

Bueno, empiezo a escribir lo que espero que sea un cuaderno de bitácora para los próximos 2 meses, con una marcha procesional que no sé identificar de fondo, mientras entra el segundo paso de la Hermandad de la Trinidad en La Campana.
Acabo cómo quién dice de aterrizar en EEUU y no dejo de sorprenderme a cada paso que doy.


Día 0: Me levanto a las 7:00 horas. Desayuno un Savoy de Ochoa. Mis padres me llevan al aeropuerto y vuelvo a desayunar con ellos. Me dan un millón de consejos que difícilmente ahora puedo recordar. En el mostrador de facturación me preguntan si llevo los 10.000 papeles necesarios y que qué voy a hacer allí. Me pregunto si esta señorita de Iberia también trabaja para el gobierno de los EEUU. Llego a Madrid y cambio de T4 a T4S. La señorita de Iberia se queda en pañales comparadas con los de American. Me preguntan hasta que quién ha hecho mi maleta. Me da vergüenza decirles que mi ha sido mi madre. Tampoco les digo que me dejé las llaves de la maleta PUESTAS en la maleta, no sea que eso también sea delito. Segundo vuelo (11 horas): Avión cutrón y viejo. Yo pensaba que pagar "lo normal" y no un billete de la Ryan, me iba a suponer alguna prebenda; más bien al contrario, creo que la comida tenía algún tipo de sustancia química que aumentaba la producción gasesosa por parte de mi tubo digestivo, en un lugar no apto para dar rienda suelta a sus exigencias. El resto es inenarrable.
Llegada no sé a qué hora de España, ni de EEUU, a Dallas, Tejas. El aeropuerto es increíblemente grande, como todo aquí. Otra cosa que me sorprende son las máquinas expendedoras de IPods y por supuesto que hasta el más paleto lleva un cacharro portátil para comunicarse (portátil, IPhone, móvil, Blackberry, Palm...) Tercer avión:(2 horas y 40 minutos): dos viejecitos bien vestidos, enjutos, se sacan más cantidad de comida del McDonald´s de la que podría ingerir mi amigo Mariano y se la van comiendo durante el camino. Me ofrecen pero declino la oferta, creo que para mi son las 3 de la mañana.
Llego a Phoenix, el aeropuerto está muerto; aunque después me entero de que es el 3º con más movimiento de EEUU. No encuentro a mi casero-compañero, cambió a duras penas un dólar para llamar y hago mi primera llamada en este país. Logro entenderme con él. Lo encuentro felizmente. Al llegar a la casa, que está en la quinta puñeta, el tío me dice que me deja su cama, que no tengo todavía la mía. Lo bueno de no saber inglés muy bien es que no me hago mucho de rogar y me meto en la cama a ver por encima los 700 canales de tv que tiene. 23 HORAS DESPUÉS DE LEVANTARME EN SEVILLA. Mañana será otro día.

Día 1: Me levanto y ¿ahora qué? Michael, al que más adelante dedicaré una entrada, trabaja desde las 5 de la mañana, así que no se encuentra. Me da cosa comerme nada de su nevera, así que me tomo las dos galletas de jengibre que pillé en el avión. Me da la bajona y llamo a Valle. Me da más bajón al colgar, ¡puff! Qué complicado. Me pongo a ver la tv y encuentro (aquí te "encuentras" algo, es imposible buscarlo) un canal de medicina que dedica su mañana de hoy a un parto, la señora está muy preocupada porque hay meconio. Me parece que está todo un poco exagerado. Me pongo a estudiar y hago un esquemita de la vascularización de la pelvis y pared abdominal. Dejo de estudiar. No tengo adaptador y me he quedado sin batería, ¡Vaya! Sigo viendo el parto; lo acaba un tío que más que ginecólogo parece un marine por su aspecto y por la forma de meter las espátulas. Me duermo una siesta mañanera, el jet lag es brutal.
¡Aparece Michael! ¡Por fin! Comemos un sandwich de pavo con queso y otro de roastbeef con queso y mostaza. ¡Qué va a ser de mí! Bueno, paciencia. Nos ponemos a ver la tv (CSI Las Vegas) y charlamos de todo un poco. Me traen la cama, es un decir porque parece un barco. Yo pensé que el tamaño king size era algo sin sentido pero es que existe el tamaño Queen Size, que es el mío. La verdad, no sé como tomármelo. Michael me lleva a comprar cosillas a un sitio llamada Wallmart, o algo así, un sitio en el que venden de todo, y cuando digo de todo, es DE TODO. Me compro un móvil de usar y tirar para 60 días exactos por 30$ y el resto de cosas me las guardo para mí porque como esto lo lea mi madre se va a preocupar. Pero vamos, que en la Erasmus también pasé hambre el primer día y acabamos haciendo dieta para el Tren del Amor. Compramos el adaptador y al volver a casa puedo ver el correo porque ya ha puesto Michael el router. Me ha escrito mucha gente (¡¡¡GRACIAS A TODOS!!!) deseándome suerte. Entre ellas Jodi, una amiga de un amigo que me invita a una exposición al aire libre de arte en el Downtown de Phoenix, además de a comer mañana domingo por ser Easter, la Pascua, que parece ser lo que se celebra aquí, en vez de lo demás, que es lo más nuestro (el otro día leí un artículo muy bueno sobre esto del guiri que escribe en el diario de Sevilla). Declino la invitación porque Michael también me ha invitado. Desde ese momento me pongo a ver cosas en el ordenador e intento en vano durante 3 horas contratar un mes de Skype; lo único que consigo es añadir más dolor a mi maltrecha cabecita (dichoso jet-lag) y cuando la cosa parecía que no podía empeorar, me cancelan la tarjeta. Será mejor que me acueste.

Día 2:Me levanto con la maldita luz de 1 millón de vatios que parece haber en el desierto, todavía no me explico por qué no hay persianas en el resto del mundo, sólo en España. Me pongo a intentar contratar por milésima vez un plan mensual de Skype para hablar con España y me bloquean la segunda tarjeta. Decididamente me voy a cambiar de banco cuando vuelva. En la red me pongo a ver la Semana Santa de Sevilla, Canina incluida, y a comentarla con mi amigo Manolo, que es el que me incita a publicar la que supongo que será la única entrada del blog. Voy a salir a conducir con Michael, mi patrón. A ver si vuelvo vivo, porque aquí los semáforos están ¡¡¡DESPUÉS de la intersección!!! Lo intentaré convencer para ver el Sevilla...

2 comentarios:

Manuel G. Relaño dijo...

Es buenísima la entrada! No debe, no puede ser la única. Estaremos atentos para seguirte por aquí...

Bea Puche dijo...

jajajaja pobre!! los semáforos están al otro lado y puedes giar a la derecha aunque esté en rojo...No desesperes!