Día decimosexto (S 17-4-2010):
Let's go to the Grand Canyon!!!
Como veis hago caso de las encuestas ;)
Me desperté y había quedado con Michael en que nos iríamos a ver "una de las siete maravillas naturales del mundo moderno". Muy rebuscado ¿no?.
Michael la verdad es que se porta. El tío compró una cámara y todo para hacer fotos porque yo no tengo (ni él tenía, claro). Ni bocatas ni nada de nada, nos levantamos y nos vamos. Bueno mejor dicho me levanto y nos vamos, porque él llevaba despierto desde las cuatro de la mañana. ¡El pobre no va a cambiar el horario por ser fin de semana!
Le digo que si me deja conducir a mí y me dice "It´s up to you" (gracias Manolo, mándame más cosas de esas). Me hace ilusión conducir por las carreteras americanas. Lo primero que hacemos es echar gasolina porque el Toyota "chupa" de lo lindo, además se prevé que hoy le demos al "turbo".
Salimos por la Interestatal 17 en dirección a Flagstaff, una ciudad al norte. Lo primero que me llama la atención es que el límite máximo de velocidad en este país, que yo creía en 65 millas por hora, es de 75, lo que al cambio son exactamente 120 kilómetros por hora. Pero resulta que aquí puedes ir a 5 millas más de lo permitido en cualquier tipo de carretera y no te dicen nada, o eso me ha dicho Michael. En la ciudad la verdad que no merece la pena correr mucho porque, sí, las distancias son grandísimas, pero las manzanas son completamente cuadrangulares, y yo todavía no me sé bien por donde tirar, así que como vaya más rápido de la cuenta y tenga que girar en un momento dado ya me diréis dónde puedo acabar.
Lo segundo es que esto es como las pelis. Hace un tiempo muy bueno (el sol de siempre , vamos) y la carretera está llena de moteros con sus pedazos de Harleys con los manillares altísimos y haciendo un ruido infernal. Van por supuesto en grupo y sin casco (ya os dije el por qué) y con unas camisetas negras horrorosas, ray-ban oscuras, mostachos y barbas enmarañados, pañuelos en la cabeza y algún que otro tatuaje. Parecen todos "ángeles del infierno" sacados de la primera escena de Terminator 2 (no confundir con Morcelator) ¡No les falta un perejil!
Lo tercero y más importante:
¡Qué bonito es Arizona! Acabé diciéndole a Michael al final del día que los que fundaron Phoenix se equivocaron de sitio. Me salió del alma. No podéis imaginar la cantidad de paisajes diferentes por los que pasamos. Parecía una peli (otra peli) del oeste: Primero pasamos por esas montañas que salen en Lucky Lucke con la parte superior completamente plana (sí, mesetas, pero pequeñitas), que por cierto, son bastante altas. Aquí me enteré que el padre y una hermana de Michael viven en un pueblecito de por aquí cerca. Después llegamos a un sitio en el que por fin vi ¡árboles de verdad! y no los esquejes raquíticos que hay en esta ciudad. Pinos de seis o siete metros de altura, muy frondosos. Más tarde pasamos sobre un río precioso.
Lo mejor era la sensación de que podías encontrarte a cada momento un cowboy saliendo de la floresta o a un sioux siguiendo el rastro de una manada de bisontes. De verdad, parecía La Ponderosa.
Y de repente, ¡toma ya! De entre los árboles y elevándose sobre una llanura inmensa surge una espectacular montaña cubierta por completo de nieve que me recordó a los documentales de los gorilas del Kilimanjaro. O al monte Fujiyama visto desde el tren bala (también documental, claro).
Es el Monte San Francisco, a cuyos pies está Flagstaff. Allí estudió Michael, en la universidad. Al llegar a la ciudad echamos más gasolina, porque el coche se había tragado ya medio depósito.
Continuamos ahora por la Interestatal 40 que va de Albuquerque, Nuevo Méjico, a Los Ángeles, California (aquí siempre lo dicen poniendo el estado detrás). Nos desviamos a la altura de Williams y entramos en una carretera de un solo carril para cada sentido, algo raro porque aquí es todo a lo grande.
Otra cosa: ¿podéis creer que justo antes de llegar al parque nacional conduje casi 25 kms por una carretera COMPLETAMENTE RECTA? Aquí lo pasé fatal, Michael se durmió y yo entre lo recto que era todo el camino y el solecito, también me iba amodorrando. Menos mal que inventaron las bandas sonoras para los laterales de la calzada...
Llegamos al parque y resulta que esta semana la entrada es gratis, si no hubiéramos tenido que pagar 25 dólares. Aquí se paga por coche, no por personas, porque si es impensable moverse por EEUU sin coche, llegar hasta aquí es más o menos... imposible. Me quedo maravillado durante el camino de las extensiones de tierra tan grandes sin ni un sólo pueblecito, sólo campo.
Bueno, pues llegamos a un aparcamiento donde leemos que no se puede ir más allá en vehículo privado, así que no nos queda más remedio que pillar una lanzadera. En la entrada nos han dado un mapa y una revistita (¡con lo que a mi me gusta un mapa!) Lo investigo y le digo a Michael que por qué no vamos a una punta del parque y volvemos andando. Ok. La primera lanzadera, cuyo camino es amenizado por el conductor (un tío que no logro describir acertadamente aunque lo he intentado), que nos va narrando lo más importante de cada sitio por el que pasamos, nos deja en la parada de una segunda. El recorrido que haremos andando es el de vuelta de la segunda lanzadera. Son siete millas pero como el mapa no está a escala, no creo que sea tanto. Ya lo sé, si son siete millas son siete millas pero el mapa es muy bonito y así parece menos :S
En esto que vamos a la parada de la segunda lanzadera y...
¡Zas! ¡En toda la boca!
Ahora si que esto ha cambiado por completo. Podré no aprender nada de nada en dos meses aquí (que no creo), pero ya esto ha merecido el viaje, por supuesto. Cogemos la segunda lanzadera y voy con la cara pegada a la ventanilla porque entre los árboles, en las curvas, se adivinan más pendientes, caídas y colores. Llegamos a la última parada, un lugar llamado Hermit´s Rest, el Descanso del Ermitaño, más o menos. Se llama así por uno de los primeros exploradores (blancos, no indios) de la zona, al que acabaron apodando así. Estamos hambrientos pero en el mapa ponía que había allí un snack bar donde pensábamos comer. Por primera vez esta gente no exagera, es sólo para snacks, lo más grande que hay son unos "sandwichitos" mínimos. Yo me pido uno de atún y Michael uno de pavo, la tercera opción era jamón y queso. Aparte compró unos anacardos y para él un Snickers (una guarradita muy apetitosa) Nos lo comemos viendo el espectáculo, porque es un espectáculo. http://www.youtube.com/watch?v=nivmbXJxMVo
Asalto la tienda de souvenirs sin pensar que habrá lo mismo a la entrada del parque y no tendré que cargar con las cosas todo el camino. La emoción es demasiada. Por lo menos no compro la jarrita. Mi madre lo agradecerá...
Empezamos a andar y esto fue lo que vimos...
Empezamos a andar y esto fue lo que vimos...
Atentos a como le digo "mira pallá"
Y es sólo una muestra, porque Michael hizo todo un reportaje fotográfico.
Pasamos por sitios verdaderamente peligrosos y otros no tanto. Intentamos adivinar por dónde demonios iba el río en algunos sitios, pues la profundidad en algunos puntos es mayor de 1.500 mts (¡Quince Giraldas! tenía que decirlo). Le expliqué a Michael el significado de la palabra colorado, que le hizo mucha gracia.
En la que aparezco señalando, lo hago en uno de los puntos más anchos del cañón, pues desde donde me encuentro hasta el borde contrario hay ¡17.7 kms!
Esto es un resumen de todo EEUU: todo a lo bestia, tanto que pierdes toda referencia.
¡Incluso nieve! En las partes que daban al Norte se podía recoger nieve para refrescarse (en la mano tengo una bola que le tiré a Michael y le dio en un sitio que a punto estuvimos de quedarnos sin cámara (y sin Michael)), porque hacía calorcito. Todo muy raro, como de otro mundo, ya lo veis.
Me pasé todo el camino diciendo que entraban ganas de saltar y echarse a volar como un pájaro porque es la pura verdad.
Y Michael por su parte le decía "no saltes" a todo el que veía parado mirando el fondo del cañón. Aquí es muy típico eso de hablar al prójimo sin conocerlo de absolutamente nada.
Un ejemplo: el primer día que fuimos al Wal-Mart, estábamos en la sección de especias, buscando guindilla para los espaguetis "aglio, olio e pepperoncino" (que te gustan ¿verdad Álvaro?) y una señora muy grande se nos acerca y nos dice: "Yo, para la carne, lo que más suelo usar es la mezcla de ajo y perejil especial para barbacoas, que le da un regusto muy bueno". Yo me quede un poco traspuesto, la verdad. Michael le dio las gracias y ella siguió andando con su carrito. Para que veáis a qué me refiero.
No sin trabajo llegamos al final del trayecto y cogimos la primera lanzadera para volver al parking. Esta vez tuvimos que ir de pie y creo que me cansó más que los casi 14 kms que acabábamos de recorrer. Asalté la tienda de recuerdos grande pero sin comprarme nada para mí. Probé el Mountain Dew, una especie de Sprite, pero con mucha cafeína. Intenté explicarle a Michael lo que era un "flag" (o "flag-golosin"), porque el sabor era calcado al de lima-limón.
Yo cuando era chico pensé que lima-limón era un tipo de fruta, no dos.
Volvimos por la recta interminable atardeciendo. Los atardeceres aquí son todos de película. Me parece que he visto demasiadas películas.
Paramos en Flagstaff para echar otra vez gasolina y para cenar. Bueno, son las ocho, puedo cenar a las ocho. Lo intentamos en un italiano pero hay mucha cola. Me hace gracia que ni nos bajamos del coche. Aquí todo se hace con el coche, no hay que acercarse al restaurante para ver cuánta gente hay por delante tuya. Paramos en un restaurante de una cadena llamada Chili´s. Me tomo mi primera hamburguesa "100% vacuno americano", está tremenda.
Cheesebacon original. Mientras comemos vemos a la vez un partido de baloncesto, otro de hockey y otro de béisbol. Está todo lleno de teles.
Después de cenar todavía quedan cosas por contar, y es que por aquí pasa la famosa Ruta 66 que recorre EEUU desde Chicago a Los Ángeles. Le pregunto a Michael cuánto valdría alquilar una moto un fin de semana para recorrer parte de ella. "Ni idea, pero mucho".
Me conformo con la foto.A partir de aquí condujo Michael, y vaya tela el tío. Fernando Alonso conduce así y rompe a la primera.
Llegamos a casa y me alegro de haberme comprado los pantalones del Carrefour ;)
Puedo decir que después de haber visto lo que he visto hoy, merece la pena el viaje, sin duda.
PS: Me faltan muchas cosas pero no puedo escribirlo todo, todo y todo... he empezado a estudiar ;)
PS2: No podía cargar los vídeos, tarda demasiado :(
PS2: No podía cargar los vídeos, tarda demasiado :(
3 comentarios:
Qué pedazo de día!! Qué envidia!!
Vaya colofón de hamburguela!
Qué bien te lo estás montando chaval!!
Como bien tú dices: "Como veis hago caso de las encuestas ;)". Así que para el próximo fin de semana, ya he votado por el 'skydiving'...
Sigue contandonos los viajes y hazañas. Y sin que se te quede nada en el tintero, eh!
Genial el Grand Canyon, eh? Yo tb flipé. Fui dos veces, y en una descendí en helicóptero. Tienes que probarlo. Si duermes en Flagstaff tienes que ir a un sitio genuino de música country que flipas, ya te conseguiré el nombre. Tb a una cervecería con hamburguesas increíbles y que hacen su propia cerveza...
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