Día decimotercero (X 14-4-2010):
No puedo seguir escribiendo, me absorbe demasiado tiempo. Voy a tener que hacer resúmenes o algo así, pero entonces se me van a olvidar las cosas graciosas o interesantes. No sé, ya veré qué hago.
Hoy no voy a trabajar. Sólo había una histerectomía vaginal programada a ayer última hora (esta gente es muy rara, imaginaos que os dicen: "oiga, que se opera ud. mañana") y la verdad necesitaba un descanso. Ya sé que he venido a currar como un perro pero mira, qué queréis que os diga, prefería estudiar aquí en casita.
No he estudiado nada.
Nada más levantarme puse el Skype porque había avisado de que no iba a ir a trabajar y podía charlar por la mañana (mi mañana). El que me llama es Manolo. ¡Vaya! ¡Qué romántico para por la mañana! Me dice que no haga ruido porque está en la oficina. Me enseña donde trabaja. Vaya pasada de sitio. El reflejo (y las legañas) no me dejan ver muy bien pero se intuye una playa abajo de la ventana. Trabaja en el piso 29 de un rascacielos. Mientras que me enseña aquello le preguntan algo y él intenta chapurrear portugués. ¡Manolo tío, llevas 9 meses en Brasil y no tienes ni pajolera idea macho! Ya le vale.
Me cuelga y no da más señales de vida, habrá llegado su jefe. Bueno, por lo menos sé que está vivo, porque andaba preocupado desde que mi madre me dijo que habían muerto no sé cuántas personas en unas inundaciones allí. Además me da buenas noticias, para él y para mis vacaciones, ¡jeje!
Llama Valle: Me pone al día. Cantillana es un horror. Todo sigue igual. Pienso que tengo que aprovechar bien aquí porque después volveré al rollo del hospital donde todo es (casi) siempre igual. No me entendáis mal, que a mi me gusta mi hospital, pero a veces parece que no hay mundo más allá y no es así.
Llaman mis padres: Me encabrono porque mi padre me dice unas cuantas verdades: que no aprovecho el tiempo, que tendría que estudiar más... lo sé y por eso me encabrono, porque él lo dice por mi bien, pero a nadie le gusta que le digan lo que uno hace mal, ¿no? El principal problema que tengo aquí es que nadie me dice qué tengo que aprender. Nudos, suturas, anatomía, oncología, cirugía en general, inglés... no hay nadie que se preocupe y te tutorice, supongo que es normal, que uno ya es mayorcito, pero bueno. Estoy todavía un poco perdido y me da la sensación de que no aprendo lo que debería o podría.
Hago propósito de enmienda.
Vuelvo a hablar con Valle que me hace reflexionar y con mis padres, a los que les enseño la casa y los gatos. Por un momento pienso que el chico se ha escapado. ¡Dios mío! ¿Y ahora qué hago? Menos mal que aparece rápido porque perder un cd vale, pero un gato...
Mis padres me animan a que vaya este fin de semana al Gran Cañón. Hago una tortilla mientras me hablan. Es como tener a Arguiñano pero mejor; mi madre me va diciendo lo que tengo que hacer (pero vamos que yo SÉ HACER UNA TORTILLA). En un momento determinado hasta me avisa de que me he dejado el fuego encendido. ¡Vamos! ¡Cómo si estuviera en casa! Aunque pensándolo bien no estaría haciendo yo la comida. Sí, es un poco de caradura admitirlo.
Hablo con mi hermano ya que mis padres me pegan el móvil al portátil cuando lo llaman (tecnología punta). Está bien y mañana tiene urología. ¡Qué te gustan los macarrones!
Me despido de mi madre que está reventada muy temprano porque dice que la estoy matando con tanto chateo trasnochador.
Vuelvo a llamar para enseñar la tortilla y lo mejor del día es un baile emulando a Chucho Ochoa, buscadlo en Youtube ( http://www.youtube.com/watch?v=yjJ2HYHCdcY ). Bueno lo mejor es lo que se ríe ;D
La tortilla está riquísima pero me sienta como un tiro, unos dolores de barriga horrorosos. Cuando se me pasan un poco me decido a empezar el póster del congreso de la SAGO. Michael no viene hasta muy tarde. Llega "to' colorao" y resulta que ha estado de paseo por las montañas. ¿A quién se le ocurre ponerse a pasear por el medio del desierto a las 4 de la tarde? Pero es que creo que aquí eso es como salir lloviendo en Londres, que o lo haces o te mueres de asco en casa. Me dice que se va a Hawai once días a ver a su primo, que si no me importa quedarme con los gatos. Me dan ganas de decirle que cojamos a los gatos y nos vayamos los cuatro, pero va a ser que no puedo. Lo malo es que me chafa el plan que os comenté (o más bien no os comenté ayer) de ir a un sitio muy chulo. Me tendré que quedar dos fines de semana en casa. Bueno, ya inventaré algo. También me dice que me acompaña al Gran Cañón, pero sólo si vamos y volvemos el mismo día. Vaya tela con Michael. Bueno,uno de los fines de semana que me quedo con los gatos puedo volver si me gusta, no pasa nada porque estén un día solos.
Me lleva toda la tarde el asunto del póster, para después darme cuenta de que lo tengo en iWork y que al pasarlo a formato Office me queda chungo tela. Me decido a irme a la cama. Voy a leer algo de anatomía antes, a ver si de una vez encuentro los uréteres...
Noche del decimotercer al decimocuarto día:
Me llega un mensaje a las tres y pico de la mañana. Ya tengo "r chica", Araceli, ¡Qué ilusión! Toda la que me puede hacer a estas horas, claro.
La pobre no sabe la que le ha caído...
Me duermo, no sin trabajo.
Día decimocuarto (J 15-4-2010):
Ya llevo dos semanas aquí.
Por fin veo nubes.
Cuando salgo de casa para trabajar y llevo un ratito conduciendo me digo: "Qué poco veo". Es que estoy acostumbrado a ir con las gafas de sol y para un día que hay nubes en el cielo ni me he dado cuenta. El paisaje cambia por completo.
Hoy he estado un poco disperso, pero por una buena razón.
Así que ha vuelto la chinita y me ha estado poniendo al día de lo que ha visto en el congreso, creo que mundial, de cirugía robótica. No sé de qué estábamos hablando que acabo preguntándole si ella no quiere usar también los pelvitrainers. Me suelta que no, que ella ha venido para aprender a usar el robot. Me suena muy raro. Ella me pregunta mi edad. Yo le pregunto la suya (sin ánimo de ofender). Y todo queda más claro.
Resulta que la chinita, a pesar de aparentar veinticinco años como mucho, tiene 34, controla que te cagas de laparoscopia y ha venido aquí porque va a ser la única en usar el robot que todavía no tienen en su hospital. Yo vengo para aprender a usar el pelvi y ella el Da Vinci. La vida es así. Me dice que la lleve a la sala de pelvi y por lo menos ella también se queda flipada.
Mira tú por dónde que la que me enseña las cosas que he venido a aprender no es de la Clínica Mayo.
Me enseña los tipos de sutura (que mañana le volveré a preguntar porque muy claritos no los tengo) e incluso un extracorpóreo que no necesita aprietanudos. Me quedo flipado, esta chica es un filón. Si ya lo decía yo...
También me ha recomendado un libro muy bueno que estaba por allí pero que no puedo sacar, a ver cómo lo hago.
Es por eso que hoy me he escaqueado un poco del quirófano, donde el encanto de la doctora Kho estaba operando cosas muy chulas por cierto, pero en todos lados no se puede estar, y estaba ansioso por probar nuevas cosillas. También en Sevilla no estaban muy bien los ánimos hoy. Lo único "bueno" es saber que alguien le hago falta.
Del quirófano de hoy por lo menos me han quedado claros los puntos de la culdoplastía de McCall, que ya es mucho.
Lo malo de vuelta al "lab" ha sido cuando he intentado poner los puertos (entradas) del pelvi como si fuera una operación normal, ya que dicen aquí que tienen que estar en el mismo plano vertical. Me ha sido imposible dar una a derechas, pero no me he desanimado porque el primer día me pasó eso con los nudos y ahora más o menos me salen. Al final me voy a casa contento, aunque sólo he hecho un nudo.
Salgo y hace un tiempo cómo en Sevilla en Agosto por la tarde noche, cuando se puede empezar a salir a la calle y está muy gustosita porque no queda nadie en la ciudad, y mejor aún si estás saliendo del Labradores después de un bañito y te tomas unos chanquetitos con huevo en La Montanera, ¡ahí es ná!
Me voy al Wal Mart para comprar "los avíos" para hacer ensaladilla de gambas y buscando por los congelados lo veo: un estante completo de como cincuenta sabores de helados de Ben & Jerries. No me compro el de un litro, para tomármelo viendo una película romántica de Julia Roberts o peor aún, de Kevin Costner, tipo "Mensaje en una botella", que sería lo "genuinamente americano". Cojo el pequeño, que es de medio litro (nada más). Voy a probar una de las mil variantes de vainilla y trocitos de chocolate. He parado de contar a las trece variantes. Encuentro la mayonesa y las zanahorias, pero no las gambas. Me voy congelando la mano por todo el super (para un día que no cojo carrito...)
Finalmente las encuentro y me voy a casa.
Esto mejora pero no llega a cuajar. Como la canción que suena en la radio y pongo a todo volumen: I can't get no satisfaction, 'CAUSE I TRY!!!
Cambian maullidos por pío-píos
Hace 12 años
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